Las navidades pasaron rápidas. Pasaron por mí como un ciclón, como un año en el que al estar fuera de la isla te sientes con un pie aquí y otro no sabes donde! No estuvo ni aquí ni allí y me quedo con los días contados que estuvo con los niños...pero todos teniamos compromisos, no me gustó ver el tiempo contado. Al final resulta que es en Terrassa donde puedo quedarme viendo la tele un viernes hasta que el body shaper sale de la pantalla y me susurra que mejor dormir con la luz apagada y sin la banda sonora de la teletienda.
Lo único de las navidades aparte del día en que nos reunimos en casa de yaiza para las muestras de amor fraternal a las que somos asiduos mis amigos y yo, fue la escapada a Lanzarote y la maravillosa visita relampago de Alberto...hablamos paseando por Famara, cosa que añoraba hacer con Andrés, pero fue un viejo placer que retorna cada cierto tiempo el hacerlo con Bertux. De resto disfrute de ver y hablar con Zalia, del corre corre de las chinijas de Elena, y de otro año más cargado de fotos típicas de esas fechas.
Aún así fueron unas navidades de algunas lagrimas necesarias y de mucha intensidad...no hay manera, me encanta un formato del que a veces reniego y al que siempre vuelvo...al menos por ahora. Me encantaría escuchar el gracias a la vida de Mercedes Sosa en este preciso momento. Ahora ya en Terrasa, paladeando cada momento a mi estilo, que es mirando un poco hacia el siguiente...no se, es mi manera!